El accidente en un almacén de armamentos que cobró la vida a nueve muchachos del servicio militar obligatorio generó que un joven cubano, quien recientemente concluyó este tránsito por el ejército, se sensibilizara ante la tragedia y nos enviara el siguiente artículo. Su estremecedor texto representa el sentir de miles de jóvenes cubanos.
El paso por el Servicio Militar en Cuba siempre ha sido objeto de análisis y debate por quien tiene que pasarlo por primera vez. Los cuestionamientos o controversias son relativamente temporales, puesto que luego de atravesar tan amarga y extensa espera, deja de estar en la mente de la mayoría de los que tuvieron que vivir la experiencia. Quizás por minimizar los efectos de su estadía al compararlo con quien tiene otro tipo de vicisitudes, no se atreve a escribir, criticar o cuestionar su estadía, luego de terminar.
El Servicio Militar Obligatorio ha sido un pilar del sistema político y social de la Revolución Cubana, un mecanismo utilizado para moldear la ideología y lealtad de la juventud a la patria, y promover la defensa de la nación en tiempos de guerra a través de la preparación precedente de los jóvenes. De acuerdo a la Ley No.75 de la Defensa Nacional en su artículo 67 se establece la obligatoriedad de todos los ciudadanos masculinos desde los diecisiete hasta los veintiocho años de edad de incorporarse a la prestación del Servicio Militar por un plazo de dos años. Las interrogantes surgen en el momento en el que vemos que existe una regulación legal, que de hecho llega a niveles de imponer sanciones severas a quienes evadan o contribuyan a evadir el servicio militar, pero no existen ningún estudio sobre los efectos sociales y psicológicos de tan “honroso deber”. La burocracia, distante de las reales necesidades de un pueblo, aparta la vista de uno de los temas que afectan a casi todas las familias trabajadoras de bien: la obligatoriedad de una actividad por pocos tolerada.
La pertinencia y aprobacion del Servicio en Cuba se hace por medio del Comité Militar de Reclutamiento de las Fuerzas Armadas de la demarcación de cada joven cubano, lugar donde se descartan a los elementos antisociales o jóvenes con tendencia a delinquir, quienes deberían constituir, en realidad, el principal punto de mira por la supuesta disciplina que te afianzan en el ejército.
Los supuestos valores, principios, ética moral y amor a la patria que te enseñan en el ejercito están muy distantes de lo que realmente sucede allí. Alimentación extremadamente escasa y de muy mala calidad, infraestructura de alojamiento en muy mal estado, falta de avituallamiento, carencia de agua, ausencia de un sistema sanitario de calidad, y la escasez de medicamentos se convierten en el dia a dia. Son temporadas de cuestionameintos internos y externos, que te hacen comprender hasta donde llegan los poderes del Estado y como puede llegar a entrometerce en tu vida, cortando, de manera temporal, tus estudios, tus planes de vida, tus relaciones personales y familiares. Son momentos en los que la carga psicológica es extremadamente alta, donde te sientes angustiado, estresado y cansado al mismo tiempo, dirigiendo a algunos por caminos insanos como el alcoholismo, el tabaquismo o la drogadicción en casos extremos. No es secreto para nadie las críticas que se hacen desde la sociedad civil cubana sobre los suicidios de jóvenes en el servicio militar, y sobre las muertes por accidentes en las unidades militares, y que debemos extender en todas nuestras comunidades para impedir que el Estado y la burocracia siga dando de lado a nuestros reclamos por la abolición del Servicio Militar.
Los jóvenes que atraviesan el servicio militar son un negocio para el Estado, a cambio de un salario que no llega ni a un diez por ciento del mínimo establecido legalmente en Cuba, los trabajos que desarrollan están muy por encima de los que realizaría cualquier oficial profesional. Servicios de guardias con armamentos, de embellecimiento de locales, mantenimiento de armamentos y materiales explosivos, carga de mercancía desde camiones, tareas repetitivas y extenuantes a cambio de una comida de mala calidad, pocas horas de sueño y jornadas extensas que en ocasiones se comparten con un trabajo político-ideológico, que en realidad lo único que hace es desvirtuar el verdadero significado del Socialismo, convirtiéndolo en el terror de nuestras pesadillas y la clara representación de la miseria, el hambre y las pésimas decisiones políticas de un gobierno fallido y cada vez más alejado del pueblo.
El Servicio Militar es un lastre que acompaña a la sociedad cubana, es un vívido testimonio de la falta de libertades individuales y un punto que pone en jaque los derechos humanos de los adolescentes y jóvenes. Es una clara representación de cómo un Estado autoritario es capaz de tomar malas decisiones arrastrando con él millones de esperanzas y sueños. Hoy tiene que ser el día en que nos sentemos a pensar y analizar las verdaderas intenciones de los Estados a favor de ello, el trasfondo político que trae consigo y la carga emocional y psicológica que trae aparejada para todos aquellos a quienes nos toca de cerca. Las páginas de este artículo no están impregnadas de sensacionalismo ni parafernalias, son solo las experiencias de un joven que las vivió, las sintió en carne propia y sintió los efectos de la impotencia que genera un nefasto sistema político que para nada tiene que ver con los postulados del marxismo y la hermosa obra que es el Socialismo.