En la madrugada del 8 de diciembre las tropas rebeldes islamistas derrocaron el régimen de Bashar Al-Assad quien ha huido de Siria, sin saberse aún su paradero. La noticia ha sido confirmada no solo por los principales medios de la prensa internacional, sino también por la televisión estatal rusa, aliada de Al-Assad. El primer ministro sirio del depuesto gobierno declaró que está dispuesto a ayudar a la transición.
En buena medida, la salida de Al-Assad es fruto de un acuerdo entre Rusia y Turquía con los rebeldes. La caída de Al-Assad a manos de un grupo islamista puede provocar que Siria termine sufriendo la actual situación de Libia: un país fragmentado sin poder central. Al-Assad había sido el único régimen que sobrevivió a la llamada Primavera Árabe. Su permanencia se debió sobre todo a la ayuda militar rusa que usó a Siria. Visto desde hoy se hace obvio que Putin usó a Siria como el terreno de entrenamiento para la guerra contra Ucrania. A pesar de que Al-Assad se jactaba de haber ganado la guerra, su caída evidenció que era un régimen frágil. La guerra de Ucrania ha desgastado a Rusia y evidentemente Putin entregó a Al-Assad quizá tras negociar que su base militar en Latakia continúe bajo el nuevo régimen. Al mismo tiempo, la caída de Al-Assad demuestra que Putin está debilitado por la guerra en Ucrania. Putin quizá haya entregado al régimen sirio como moneda de cambio para lograr una inmediata paz en Ucrania: el próximo febrero la guerra ruso-ucraniana cumplirá tres años, mucho más de lo previsto por Putin.
En La Habana el gobierno de Díaz-Canel debe estar mirando con preocupación lo sucedido. Al-Assad era un gran aliado de La Habana. Sin embargo, el gobierno cubano también tiene excelentes relaciones con Turquía, uno de los principales financistas del grupo que tomó la capital siria. Lo que Díaz-Canel y su grupo deben tener en cuenta es que ningún régimen es eterno y si Putin abandonó a Al-Assad, aún teniendo una base militar en Siria, no dudará en soltarle la mano a Cuba si esto fuera útil a Rusia.
Después de haber masacrado a miles, Al-Assad ha huido como un cobarde. La clase trabajadora cubana debe mirar bien de cerca lo que acaba de suceder en Siria.
Nota: en la tarde del 8 de diciembre, la agencia oficial rusa TASS informó que Al-Assad se había refugiado en Rusia, donde fue acogido oficialmente.