“(...) en medio de la preparación de la marcha, bajo un alto nivel de tensión ante la muy posible represión y teniendo que preparar toda la propaganda para el desfile, un grupo de jóvenes comunistas tuvo un momento para pensar y trabajar por Cuba”.
No es novedad que se proteste en Argentina exigiendo el derecho a garantizar la educación pública. El pasado 23 de abril Argentina vibró con una marcha similar que en parte logró recular el recorte del presupuesto destinado a las universidades. Aunque siguen abiertas, las universidades estatales argentinas se encuentran en condiciones cada vez más precarias, llegando a ni siquiera tener calefacción en momentos donde la temperatura bajó a cero grados.
Desde su llegada, el gobierno de Javier Milei se ha lanzado contra la cultura, la ciencia y la academia. Es el típico ultraderechismo que pudiera abrazar perfectamente aquella consigna falangista de José Millán Astray: “¡Viva la muerte! ¡Abajo la inteligencia!” y en los hechos es así como se ha comportado Javier Milei.
El asno con garras que gobierna en la Casa Rosada destruyó la agencia de prensa más antigua del continente: Télam, pasando así Argentina de tener una agencia de prensa decana, a ser uno de los pocos países del continente que carece de una propia agencia de prensa. A su vez, recortó gravemente los fondos al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas -CONICET-; se enfrentó a la emblemática Feria del Libro de Buenos Aires e intentó clausurar el histórico Instituto Nacional del Cine Argentina. La culta Argentina, cuna de los Borges y Cortázar, asilo de decenas de intelectuales latinoamericanos perseguidos, faro de la literatura continental y universal, distinguida por ser uno de los país con producción cinematográfica de mayor calidad y, con la Universidad de Buenos Aires entre las mejores del mundo, sufre hoy tener un presidente salido del medioevo -que incluso niega el cambio climático-.
La marcha concentró no solo a organizaciones universitarias, sino también del más amplio espectro político: desde el trotskismo, pasando por el peronismo, e incluso, derechistas como Horacio Rodríguez Larreta quien justificó su presencia diciendo que era una manifestación ciudadana y no política. En consonancia -todos los políticos burgueses piensan igual-, Karina Milei, la hermana del demenciado presidente argentino, había “advertido” que la marcha de ayer 2 de octubre era antigubernamental. Es justo reconocer que algo logró comprender el enajenado gobierno argentino: miles de estudiantes quieren que caiga Milei y para ello están dispuestos a realizar dos, tres, muchas marchas.
Pero a la Marcha Federal Universitaria se le debiera agregar otro adjetivo: Internacionalista. En las inmediaciones del parlamento, las juventudes del Nuevo Movimiento Al Socialismo levantaron un gran cartel donde se leía Libertad a los presos por las manifestaciones del 11 de Julio en Cuba. Solidaridad Internacional. Es impactante que en medio de la lucha contra el gobierno de Javier Milei un grupo de jóvenes marxistas haya pensado en la situación de la clase trabajadora cubana. El cartel, de dos metros de largo, fue pintado durante la vigilia que se realizó en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Es decir, en medio de la preparación de la marcha, bajo un alto nivel de tensión ante la muy posible represión y teniendo que preparar toda la propaganda para el desfile, un grupo de jóvenes comunistas tuvo un momento para pensar y trabajar por Cuba.
Mientras tanto, en Cuba, el gobierno de Miguel Díaz-Canel, sin ser de ultraderecha, sí naufraga con rasgos neoliberales. Similar a la Argentina de Javier Milei, la famosa educación cubana fue uno de los rubros que menos financiamiento recibió en 2023. En Cuba la situación de las escuelas e instituciones educativas en general es calamitosa, principalmente el estado de los inmuebles, los cuales no reciben mantenimiento, llegando algunos a sufrir derrumbes o clausurarse. Ante ello, la justificación del gobierno cubano es el bloqueo yanqui, el cual, obviamente existe, pero, es la dirección del país quien decide qué hacer con el presupuesto. En contraste, la construcción de hoteles siguió siendo el rubro más beneficiado por el gobierno. Sin embargo, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información -ONEI-, en comparación con el ya deprimido 2023, en lo que va de año el turismo en la isla sigue cayendo. O sea, en Cuba, no solo la industria del turismo no ha podido alcanzar los niveles previos a la pandemia del Covid-19, sino que en 2024 está volviendo a desplomarse. Esto no parece verlo el gobierno cubano quien sigue destinando la mayor parte del presupuesto a la construcción de hoteles cuyas habitaciones solo están ocupadas en un 20%. Mientras tanto, las escuelas cubanas no reciben mantenimiento y se encuentran en condiciones solo vistas en la década de los años 90 tras la caída de la Unión Soviética. La gran diferencia es que en aquella época el país entero entró en crisis por haber perdido el 85% de sus socios comerciales y ahora la educación cubana se encuentra en crisis por decisiones del gobierno. O sea, en Cuba, mientras caen escuelas, se levantan hoteles: los ladrillos van hacia donde los burócratas quieren y no hacia donde la clase trabajadora lo necesita.
Cuando en la marcha estudiantil argentina del 23 de abril, un militante de Comunistas Cuba publicó en redes sociales que su país necesitaba una manifestación universitaria similar, alguien desde Argentina le reclamó que Cuba es un Estado obrero y por tanto no debía desear que sucediera un evento como ese. La respuesta recoge la desinformación o confusión ideológica de quienes, incluso desde una postura crítica con la burocracia cubana, intentan defender algo que ya falleció a manos de quienes gobiernan hoy en la isla. Pero aunque Cuba viviera aún una revolución socialista, la clase trabajadora, precisamente porque estaría construyendo el socialismo, tendría más que nunca el derecho a manifestarse en las calles. Si todavía hay casi 300 presos por manifestarse el 11 de julio -cifra la cual se ha engrosado con las posteriores protestas-, es precisamente porque en Cuba la restauración capitalista avanza y en consecuencia, el gobierno se enfrenta a la clase trabajadora. Ya quisiera Milei y su ministra de represión, Patricia Bullrich, poder reprimir como lo hizo y hace el gobierno de Díaz-Canel. Cada vez que Milei da su grito desquiciado ¡Viva la libertad carajo!, toca mirar cuál libertad ha avanzado en Argentina, cuando incluso se recortó el derecho a la manifestación. Si la marcha universitaria de ayer en Argentina no fue reprimida, es porque las fuerzas represivas se vieron superadas por los miles de manifestantes y la legitimidad política del gobierno cae en picada.
Los políticos burgueses piensan igual. El internacionalismo comunista será un arma fundamental para derrocarlos. Vaya desde Cuba un agradecimiento revolucionario a quienes dedicaron su energía y tiempo para confeccionar en la conspiración de la vigilia, un puente rojo de Buenos Aires a La Habana.