El misterioso viaje de burgueses cubanos a Argentina

El gobierno cubano alinea la política exterior a su modelo económico restauracionista.


Nada ha dicho la prensa oficial de Cuba sobre la visita a Argentina de un grupo de funcionarios y empresarios privados cubanos. Varios medios argentinos han anunciado que “La semana pasada, la empresa [Multimodal Port]  recibió (…) una delegación de funcionarios y pequeños emprendedores cubanos, en lo que fue considerado un hecho histórico, puesto que fue la primera vez que un grupo de empresarios de la isla salía en misión oficial con el Gobierno de ese país”. 

¿Cuál es el motivo por el cual el gobierno cubano ha guardado silencio sobre esta visita a Argentina de empresarios y funcionarios de Cuba? Hay dos aspectos fundamentales en los que nos debemos detener para comprender detalladamente el significado político de esta noticia. Primero es la evidente voluntad del gobierno cubano en avanzar hacia el modelo capitalista chino, incorporando a la burguesía como parte de su política exterior. El gobierno cubano no ha hecho ninguna crítica a Javier Milei. La Habana no cargó contra Milei ni siquiera cuando varios delirantemente ministros argentinos declararon que Cuba entrenaba a los piqueteros del Polo Obrero. Simplemente la cancillería cubana se limitó a negar la acusación. O sea, tenemos en esta visita el mejor ejemplo de cómo la burocracia cubana adecúa su política exterior a los intereses de la nueva burguesía, parida y protegida por ella. Los burócratas cubanos sacaron a pasear a sus nuevos burgueses, a quienes representan cada vez más. Mientras Milei reprime a los jubilados y persigue al movimiento piquetero, el gobierno cubano no solo hace silencio, sino que envía a Argentina una delegación oficial acompañada por empresarios privados.

Es llamativo que la noticia en Argentina tampoco fue cubierta por los grandes medios de prensa: y es que a la prensa pro Milei no le conviene decir que su gobierno ultraderechista no puso reparos en recibir a dirigentes cubanos. Sucede que en este caso median los intereses tanto de la burguesía argentina como de la cubana.

Aquí es necesario pasar al segundo aspecto: el motivo por el cual la silenciosa delegación de burgueses y burócratas cubanos visitaron Argentina. 

Los pocos medios argentinos que dieron la noticia (y las dos páginas web privadas cubanas que también informaron) tuvieron prácticamente el mismo titular: saldrá hacia Cuba un cargamento de 10 mil toneladas de frijoles negros. Es un dato no menor pues el frijol negro es un producto fundamental en la dieta tradicional cubana. Sin embargo, con la crisis económica, los frijoles negros, un alimento que era parte de la dieta de la familia trabajadora cubana, se convirtió en un producto caro. Llama la atención que en diciembre de 2023 el presidente del parlamento cubano, Esteban Lazo, precisamente se quejaba de que el 100% de los frijoles consumidos en Cuba eran importados. Es decir, en casi un año, marcado además por la inflación y la escasez, la política de optar por la importación y no por la soberanía alimentaria continúa siendo la práctica de la burocracia cubana. En la década de los noventa, Raúl Castro repetía la consigna: “más valen los frijoles que los cañones”, haciendo alusión a que para el gobierno cubano era mucho más prioritario garantizar la alimentación del pueblo que armar al ejército. Hoy, en los hechos, la consigna ha cambiado. El gobierno cubano actual se debería sincerar y decir un nuevo slogan: “más valen los burgueses que los frijoles”.

Evidentemente muy pronto veremos en Cuba a las tiendas de las mypimes abastecidas con frijoles negros argentinos. Otra vez el sector privado aparecerá como el salvador del pueblo. Sin embargo, en realidad lo que estamos viendo es cómo el gobierno cubano decidió que sea el sector privado quien haga los negocios de la importación de alimentos. Mientras el gobierno cubano dice que no hay alimentos y recorta los productos de la libreta, lleva de la mano a su hija la burguesía importadora para que lucre a costa de la escasez por la cual atraviesa la clase trabajadora. Después dirán que los contrarrevolucionarios son las mujeres y hombres humildes que se lanzan a las calles cubanas reclamando comida. 

A esto se le debe agregar que si la clase trabajadora cubana sufre casi como en el Periodo Especial, no es porque haya el mismo desabastecimiento: en el primer quinquenio de los noventa los almacenes cubanos estaban vacíos. Sin embargo, en la Cuba actual, las tiendas del sector privado, eufemísticamente llamadas mipymes, están completamente abastecidas de alimentos. Sucede que antes de la Tarea Ordenamiento el Estado cubano vendía fuera de la libreta de abastecimiento no pocos productos a precios subsidiados. Incluso, frijoles negros. El salario promedio de 20 dólares de cierta manera lograba cubrir el mes por las ayudas y precios subsidiados por el gobierno. La libreta de abastecimiento solo alcanzaba, a duras penas, para dos semanas: el resto era cubierto por alimentos comprados en mercados del campesino privado o en los diferentes lugares donde el Estado vendía productos a precios bajos. Ahora queda solamente la libreta de abastecimiento, reducida casi al extremo: el resto es el mercado del campesino privado y las tiendas de las mipymes, dos sectores caracterizados por tener precios cada vez más alejados del bolsillo obrero.

Por su parte, el gobierno ha mantenido las estatales Tiendas en Moneda Libremente Convertible, conocidas (im)popularmente como tiendas MLC, instaladas a inicios de la pandemia del COVID-19. Sin embargo, aunque son estatales, las tiendas MLC son más caras que las mipymes. Recientemente el primer ministro, Manuel Marrero, se quejaba de que se hiciera esa comparación: para el primer ministro cubano “no es justo” comparar los precios de las tiendas MLC con el del sector privado pues supuestamente la burguesía importadora no sufre las sanciones de Estados Unidos. Aunque esto es cierto, también es una verdad aún más abrumadora el hecho de que es el deber del Estado socialista proteger y defender los intereses de la clase trabajadora. Antes de la Tarea Ordenamiento -como debía ser- los precios de los alimentos no ofertados por la libreta en el comercio interior eran ostensiblemente mucho más bajos que el del sector privado. Incluso, la gastronomía estatal, hoy destruida por la política privatizadora de la burocracia cubana, era también un recurso del cual eventualmente la clase trabajadora echaba mano para cubrir sus necesidades alimenticias. En consecuencia, la realidad de la clase trabajadora cubana, la cual tiene un salario mensual de 20 dólares, solo tiene la reducida libreta de abastecimiento -cuyos productos tienden además a retrasarse-, el mercado campesino privado, las mipymes y las tiendas MLC.

Por si fuera poco, existen las tiendas virtuales, engendros de los cuales se sabe poco y funcionan en clara alianza entre la burocracia y el sector privado. En ellas se venden todos los productos alimenticios necesarios para cubrir una dieta digna pero a un precio que incluso desde el extranjero resulta caro. Sin embargo, mientras las mayorías populares cubanas ni siquiera conocen el precio de la leche por su alto costo, en la página del medio de prensa web estatal Cubadebate aparece propaganda comercial de empresas privadas dedicadas a la venta de lácteos y cárnicos o se promocionan estas tiendas virtuales.

He ahí uno de los principales motivos por los que la clase trabajadora cubana hoy siente un impacto en su dieta muy similar al del Periodo Especial: salvo la reducida libreta -cuyos precios también subieron-, el Estado eliminó subvenciones y privatizó la mayor parte del comercio interior dedicado a la venta de alimentos, así como casi toda la gastronomía.

Esto es algo que desde Comunistas Cuba anunciábamos que iba a suceder cuando se inició la Tarea Ordenamiento. En fecha ya tan lejana como enero de 2021, en nuestro comunicado donde analizábamos los posibles impactos de la Tarea Ordenamiento (la cual había empezado solo una semana atrás) advertíamos:

“(…) el sector privado es el primer beneficiado con el recorte drástico de las subvenciones. Al reducirse las políticas públicas, parte de los recursos que se destinaban a estas serán colocados a disposición del sector privado”. Era el 9 de enero de 2021. Obviamente hubo quienes nos atacaron calificándonos de alarmistas y especuladores, e incluso señalándonos de contrarrevolucionarios. No teníamos una bola mágica, ni jugábamos a ser adivinos: solamente hacíamos un análisis marxista comprometido con la clase trabajadora.

El gobierno cubano nunca se enfrentará a Milei. En Cuba la embajada argentina sigue teniendo la política discriminatoria de negar el visado a los cubanos o dificultarlo a tal punto de que desista todo posible viajante. Esta política viene desde el gobierno anterior y aunque Milei no designó un nuevo embajador en Cuba, la encargada comercial -ahora máxima autoridad diplomática argentina en La Habana- tampoco ha realizado ningún cambio en el consulado. Los trámites siguen siendo diligencias interminables, donde se exigen requisitos que incluso muchas veces desconocen los funcionarios en Argentina. Sin embargo, la delegación de burócratas y burgueses cubanos sí pudo visitar fácilmente Argentina. 

Quienes desde el extranjero siguen confiando en la burocracia cubana o son ingenuos y no quieren ver lo que sucede, o simplemente son tan reformistas como es la política exterior cubana con el gobierno ultra derechista de Javier Milei. 

En cambio, desde Comunistas Cuba, condenamos la persecución que Milei y su gobierno han lanzado contra el movimiento piquetero y la represión a las manifestaciones de la clase trabajadora. Llamamos a que desde Cuba se inicie una campaña en solidaridad con los dirigentes sociales comunistas perseguidos por el gobierno argentino: con nombre y apellido; y no los ambiguos y conciliadores comunicados oficiales donde no se mencionan siquiera a los gobiernos ultraderechistas, sino que solamente se condena a un abstracto fascismo. 

Sabemos que hoy la burocracia dirigente cubana está políticamente incapacitada para hacer una política exterior revolucionaria. Queda entonces que sea la izquierda crítica en pleno quien alce su solidaridad con las organizaciones sociales argentinas perseguidas, como mismo el trotskismo argentino ha practicado una solidaridad efectiva con los manifestantes del 11 de julio de 2021 y los posteriormente represaliados. Mientras las burguesías argentina y cubana estrechan lazos comerciales; mientras el gobierno cubano hace silencio ante la represión de Milei y envía delegaciones oficiales de burócratas y burgueses a la Argentina gobernada por la ultraderecha; nosotros llamamos a que el 23 de septiembre Cuba se una a la jornada de solidaridad internacional con el movimiento piquetero, ya sea en redes sociales, enviando correos a la embajada argentina donde se exija el cese de la persecución contra el Polo Obrero o haciendo una intervención pública: leer un comunicado en una institución estudiantil, cultural, centro laboral o en el barrio. Solo el internacionalismo echará abajo al capitalismo.