El triunfo de Javier Milei, sus impactos en Cuba y la unidad política de la izquierda: nuestra posición
Ahora el epicentro de la lucha de clases en la región orbita en torno a Argentina. La llegada del neofascista Javier Milei, escoltado por una vicepresidenta que tiene como discurso central la excarcelación de los militares genocidas y la negación de los crímenes de la pasada dictadura, hace que la crisis política en Argentina se eleve a un estadío superior. Ningún gobierno de la región tiene un programa neofascista como el de Milei-Villarruel. Ninguna conquista de la clase trabajadora argentina, arrebatada al capitalismo tras décadas de lucha, se encuentra blindada antes los ataques de desmantelamiento neoliberal. Ningún escenario como el actual ha presenciado la clase trabajadora argentina desde la restauración de la democracia burguesa en 1983. Argentina se encuentra en las puertas de una crisis que pudiera derivar en una situación revolucionaria.
Uno de los primeros objetivos del gobierno Milei-Villarruel será atacar las instituciones culturales. Ya han anunciado que destruirán la CONICET y el Instituto de Cine. Ya anuncian que van a privatizar la agencia de prensa nacional Télam, Canal 7 y el Radio Nacional. La ignorancia siempre ha sido bandera de cualquier variante del fascismo. En la España de los años 30, la consigna “¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!” fue gritada públicamente por uno de los principales exponentes del falangismo. Uno de los primeros fusilados en la Guerra Civil fue García Lorca. Después irán por todos los centros del arte que reciban la más mínima subvención estatal. El sistema de educación y salud será desfigurado al punto del irreconocimiento.
Hoy también anuncian que serán privatizadas Aerolíneas Argentinas y Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Milei va a golpear a la clase trabajadora con el mismo odio de sus discursos.
Volver a reconstruir las conquistas de la clase trabajadora será muy difícil porque este gobierno protofascista hará lo que todos los gobiernos burgueses han querido en su fuero íntimo, pero por diferentes motivos no se han atrevido. El gobierno burgués que suceda al de Milei-Villarruel intentará devolverle a la clase trabajadora solo un mínimo de lo que el protofascismo le arrebató. El fascismo es la máxima expresión de la crisis de la democracia burguesa y realiza el trabajo sucio de la burguesía. Sin llegar a ser técnicamente fascista, Milei cumple las tareas de la ultraderecha ante la crisis de la democracia burguesa.
Es muy posible que la violencia política ultraderechista comience a intentar tomar las calles. Al neofascismo no le hace falta ser popular para organizar sus bandas violentas. El golpe no solo será económico, sino también político. Toca ahora pasar a la ofensiva y no esperar el primer golpe neofascista.
Cada vez que un país cae bajo la represión neofascista combinada con una política neoliberal, termina teniendo una salida por la violencia. La caída del nuevo gobierno argentino antes de terminar el mandato es una posibilidad desde ya palpable. Pero para cuando ello suceda -si acontece- la clase trabajadora argentina ya habrá sufrido una mezcla de diciembre de 2001 con una represión similar a la pasada dictadura. Sin embargo, la caída de un gobierno burgués producto de protestas populares no es algo inédito en la historia -incluso reciente- de América Latina. Con excepción de la Revolución cubana, hasta el momento esas rebeliones populares han terminado provocando decenas de muertos y cientos de heridos, para dar paso a un gobierno reformista que conciliadoramente logra dar una solución política, evitando así la caída del sistema capitalista. Esto es un reto para la izquierda marxista argentina pues este escenario tiene muchas posibilidades de que ocurra.
El reformismo argentino, mayormente concentrado en el peronismo, giró cada vez más hacia la derecha, pactó todo lo que podía con el gran capital, falló su hueca propaganda política progresista y dejó abandonados a amplios sectores de la juventud que caían bajo el peso de un sistema capitalista constantemente en crisis, en indetenible hundimiento. Las promesas de un estúpido candidato como Milei caen fértiles en terrenos de la desideoligización.
Por diferentes factores, la izquierda marxista argentina no pudo capitalizar la llamada “bronca” y la rabia popular se canalizó por la derecha. Esa izquierda deberá replantearse estrategias que logren entrar como cuña roja dentro de la clase trabajadora argentina. De momento, la crisis económica, será llevada a su extremo más neoliberal y represor bajo el nuevo gobierno electo. Argentina se encuentra a las puertas de un nuevo 2001, pero ahora de La Rúa es un neofascista, amparado por el militarismo y todo grupo de ultraderecha.
Cuba y el triunfo de Milei
El actual escenario político por el cual atraviesa Argentina pudiera suceder en Cuba si se realizaran hoy elecciones pluripartidistas: un populista candidato neoliberal con un discurso antiburocracia cubana, prometiendo una economía irrealizablemente próspera, condenando todo tipo de socialismo, llamando a la dolarización y alentando a la contrarrevolución pro imperialista con un discurso anticomunista, tuviera grandes posibilidades sino de ganar, sí de constituirse en una importante fuerza política. Muestra de ello es que en sectores desideologizados de la juventud cubana el protofascista Milei se ha vuelto popular.
La izquierda socialista cubana que pudiera ser una alternativa política y económica a la burocracia y el posible frente neoliberal proyanki hoy todavía no existe como una opción real. La clase trabajadora cubana se encontraría ante unos comicios donde las propuestas serían el gobierno supuestamente socialista que la ha llevado a la peor crisis económica desde 1991, implementando la restauración capitalista y un partido que promete salvar la economía nacional con más capitalismo -presentado como eficiente ante lo inepto estatal-, el apoyo directo de Estados Unidos y por tanto, el fin del bloqueo. Ese Milei cubano está oculto, pero pudiera emerger. El reto de la izquierda marxista cubana que se opone a la burocracia dirigente, es casi tan grande como el de las organizaciones trotskistas ante el nuevo escenario argentino.
Esto pudiera asombrar desde el extranjero. Sin embargo, es una de las peores muestras de cómo ha fallado el discurso dogmático de la burocracia cubana. La propaganda del PCC, además de chocar con una realidad donde aumenta la crisis y la inflación, vaciándose la mesa y el bolsillo del trabajador, impone el discurso “socialista” mientras se restaura el capitalismo. Esta incoherencia es la que ha ido destrozando cualquier simpatía hacia el socialismo y por tanto aflora la popularidad de Milei. Miles de jóvenes cubanos prefieren un “verdadero capitalismo” que el fallido sistema actual, donde incluso identifican a las Mipymes con la burocracia cubana y de cierta manera, la unen con el sistema “socialista”. Esto es algo similar a la bancarrota política del reformismo argentino. Ambos gobiernos se han presentado como progresistas, pero aplican sin temblarles la mano medidas antiobreras.
Al mismo tiempo, el triunfo de Milei es un golpe tanto para la burocracia dirigente cubana como para la clase trabajadora cubana. Con el triunfo de Milei el gobierno cubano pierde así socio comercial, algo que festeja ya la contrarrevolución de Miami. Esto, no solo afectará a la burocracia dirigente, sino que trae efectos negativos en las humildes mayorías cubanas.
Al mismo tiempo, los recortes del gobierno de Milei, que provocará una crisis económica destructiva, afectarán a los sectores medios de la sociedad, los cuales verán caer terriblemente sus ingresos. Esto provocará que los sectores medios de la sociedad argentina reduzcan sus gastos y por tanto, reducirán también el presupuesto dedicado al ocio. Cuba perderá entonces miles de turistas argentinos que anualmente visitan la isla. Esto afectará también la crítica economía cubana que sigue dependiendo del turismo y por tanto, impactará en los sectores desposeídos.
No pasará mucho para que Milei se convierta en un peón de Estados Unidos en sus ataques contra Cuba. Anualmente Cuba presenta una declaración ante la ONU contra el bloqueo. Anualmente Estados Unidos e Israel votan contra ella. Es muy común ver a algún gobierno ultraderechista que eventualmente da el voto contra Cuba. No nos cabe ninguna duda de que Milei ordenará votar contra Cuba. Pronto lo oiremos hipócritamente “preocuparse” por los derechos humanos de la clase trabajadora cubana. Incluso, la prodictadura Victoria Villarruel también se unirá a las voces de la contrarrevolución que piden “libertad” para el pueblo cubano ¡Quién sabe cuál maniobra puede preparar contra Cuba el gobierno de Milei-Villarrue!.
La unidad de lucha contra la ultraderecha
Quizá el nuevo protodictador no pueda realizar con éxito la dolarización, pero cuando se haya hecho evidente ese fracaso, ya las mayorías populares argentinas habrán pasado por una neoliberal y neofascista moledora de carne. A esa moledora de carne se le puede detener con obreras y obreros luchando contra el sistema capitalista diariamente. Esa lucha solo puede ser conducida por un frente de organizaciones marxistas que planteen la revolución socialista como la salida final. Solo luchar por la caída de Milei-Villarruel no basta. Hay que luchar por la caída del capitalismo. Como mismo Milei no dudó en anunciar que privatizará, las organizaciones marxistas argentinas no deben dudar en anunciar que socializarán los medios de producción. Al discurso ultraderechista se le enfrenta con el discurso comunista. Al neoliberalismo se le enfrenta con la acción revolucionaria.
Hoy cada política de conciliación de clases será un tiro en el pecho de la clase trabajadora argentina. Hoy cada política errada que lleve adelante la izquierda marxista será otro plomazo contra la clase trabajadora argentina. Pero la clase trabajadora no solo sale herida de los errores de la izquierda marxista, sino que también abandona a las organizaciones con políticas ajenas a sus intereses. Cada obrera y obrero desencantado con la izquierda, es un retroceso para la izquierda. Cada retroceso de la izquierda, es un retroceso para la clase trabajadora.
Nada quedará igual que antes. El desafío de la izquierda marxista argentina solo tiene parangón en lo vivido a la crisis de 2001: solo que ahora está una dupla neofascista en el poder y el neofascismo no duda en atacar por todos los medios a lo que para ellos sea socialismo.
Hoy, las mayorías argentinas evidenciaron que predomina un carácter reaccionario, similar a la de Alemania e Italia antes del triunfo del fascismo. Nada garantiza que el gobierno Milei-Villarruel caiga por el propio peso de sus medidas de recorte y represión. Enfocada en crear esas condiciones tiene que estar toda la izquierda marxista argentina: unida más que nunca. Pero ante el actual escenario, donde la popularidad de la ultraderecha se impuso, ese trabajo político será cada vez más complicado y se encontrará sometido a una brutal represión fascistoide.
Las balas de la ultraderecha comenzarán a volar contra los líderes de izquierda. Las organizaciones socialistas se encontrarán con un escenario de represión que no habían vivido en los 40 años de democracia burguesa. Las conquistas de la clase trabajadora argentina están como nunca expuestas a ser desmanteladas.
Desde Comunistas Cuba damos nuestro apoyo internacionalista a la lucha revolucionaria que deberá emerger contra el gobierno protofascista. Desde Comunistas Cuba proponemos que el 3er Evento León Trotski, a celebrarse en Argentina en octubre de 2024, sea también un encuentro internacionalista de lucha contra el fascismo.
Mañana será tarde. Ya este amanecer del lunes 20 de noviembre ha sido demasiado oscuro.
Clase trabajadora argentina y sus organizaciones marxistas: ¡Estén alertas: tomen la ofensiva!