Querido y apreciado camarada:
Creciste al lado del marxismo genuino, pero el marxismo científico e histórico se resiste a crecer con el lenguaje tradicional de la democracia parlamentaria capitalista; el cual lo está utilizando y hace que caigas al analizar la sociedad en contradicciones de principios marxistas.
Al analizar la sociedad en sus grandes diversidades de la lucha de clases contemporáneas, Carlos Marx nos enseñó que las sociedades del comienzo histórico hasta el presente es un desenvolvimiento de las luchas de clases y que ningunas de ellas podían resolver la igualdad y la armonía de la sociedad y la naturaleza. Por eso, lo mejor de la vanguardia obrera tenía que prepararse a tomar los medios de producción para construir un gran desarrollo tecnológico de las sociedades superiores al del capitalismo. La definición social de esta sociedad futura tomaría el nombre de comunismo y su transición comenzaría con la construcción del Estado obrero o dictadura del proletariado. Esta última será la herramienta principal como son los andamios para construir un edificio. O sea, el Estado obrero es la base esencial para edificar la transición al socialismo como etapa inferior de la construcción comunista: la futura sociedad humana y del cuidado de la naturaleza; la que con su maravilloso desarrollo tecnológico amortiguará las leyes ciegas de la madre tierra -maremotos, ciclones, erupciones volcánicas, tsunamis, grandes incendios, nevadas crudas, etc-.
El presidente colombiano Gustavo Petro juega políticamente con la misma concepción de Castillo, como la de Lula, Maduro, Boric y el nuevo Evo Morales de Bolivia: Luis Arce, o la condenada Cristina Fernández en Argentina. Estas tendencias llamadas democráticas dentro del marco estructural de la grandes propiedades privadas no pueden salvar a un sistema que históricamente quiere jugar un papel para sostener al agonizante y arcaico capitalismo que ha llegado a su meta final de explotación a través de una minoría parásita: la burguesía. Inevitablemente estas tendencias llamadas democráticas chocan con la mayoría productora del mundo del trabajo a la cual le corresponde jugar el nuevo papel del progreso histórico social del género humano y de la naturaleza.
Las instituciones oficiales capitalistas se han creado para proteger a los poderosos del capitalismo: no para juzgar sus injusticias como las que afectan sus intereses económicos, políticos y sociales. La llamada justicia burguesa es para encubrir las injusticias sobre las clases más débiles. Es una ilusión, una trampa psicológica de la política burguesa hacer creer a las masas y a muchas gente culta que los órganos oficiales del capitalismo tienen la resolución de la de verdadera justicia. La justicia que abarca el razonamiento mayoritario de la sociedad solo está en la puesta en práctica de la decisión del conjunto de los trabajadores.
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