Por Frank García Hernández
A mi novia Claudia Cartier, que me guía en el fútbol y el trotskismo: dos pasiones argentinas
La noticia de que la Federación Francesa de Fútbol
-FFF- ha puesto una demanda contra el arquero argentino Dibu Martínez por supuestamente
ofender a Mbappé, es otro ejemplo de que los imperialistas no toleran ser
derrotados por las naciones del llamado Tercer Mundo.
Como mismo se lanzaron sendas campañas de
persecución contra Maradona, ahora la desatan contra el Dibu Martínez. En
realidad, a los demandantes no les importan tanto las supuestas ofensas de
Dibu, sino que, como mismo todo poder colonial intenta destruir cualquier rebelión,
también lo hacen contra quien los derrota en cualquier terreno. En este caso:
el fútbol, aún más en un mundial donde Francia pretendía retener la Copa
conseguida en 2018. Ante una humillación semejante, con o sin las supuestas
ofensas de Dibu, el colonialismo francés se iba a construir cualquier excusa
para perseguir o estigmatizar a la selección argentina.
Pero el colonialismo francés no está solo. Como en
toda agresión imperialista, las potencias se ayudan para aplastar a los
rebeldes. La prensa inglesa también colabora en calumniar a Dibu como ahora lo
está haciendo el “objetivo” Daily Mail que publicita la noticia paso a paso.
Es sabido que los medios de prensa seleccionan las
noticias y escogen cómo dar una noticia según sean sus intereses políticos -no
pocas veces también económicos-. Por ejemplo, Telesur -medio de prensa estatal
venezolano y por tanto con una política favorable al gobierno sirio- ante los
bombardeos de la aviación sionista contra Siria, tiende a titular “Fuerzas
sirias repelen golpe aéreo israelita” y no “Israel bombardea Siria”. Por su
parte, el Daily Mail ha decidido publicar seis artículos para dar la noticia de
que el arquero argentino ha sido demandado por la Federación Francesa de Fútbol.
Los seis textos se resumen en sobredimensionar las
supuestas ofensas de Dibu contra Mbappé y establecer el criterio de que es un
odiador. O sea: el objetivo es construir un estado de opinión contra Dibu
Martínez, y por tanto contra el equipo de un país tercermundista que a golazos
derrotó el orgullo futbolístico del colonialismo francés. Algo similar ya se
venía percibiendo en redes sociales cuando no pocas figuras europeas intentaban
demeritar los triunfos argentinos. Tampoco es coincidencia que el dictador de
Twitter, Elon Musk, apoyara a Francia y que Google -públicamente desde el
marcador que publicaba en vivo- celebrara cuando la selección gala empataba con
la argentina.
Este enfoque principalmente se activó cuando
Argentina derrotó a los Países Bajos, otro eje fundamental del neocolonialismo,
los imperialismos y el surgimiento mismo del capitalismo; al punto que los
Países Bajos aún hoy es uno de los pocos Estados con colonias. No pocas
importantes calles de Ámsterdam llevan nombres de antiguas colonias holandesas
como Java, Indonesia o Timor, naciones donde el colonialismo holandés gobernaba
a sangre y fuego.
Aunque Croacia -el equipo al que se enfrentó
Argentina en semifinales- es un país europeo, no forma parte de lo que cultural
y políticamente se llama la Europa occidental: un conjunto de Estados con un
pasado -o incluso todavía un presente- colonialista; Estados los cuales establecen
los cánones de las sociedades capitalistas modernas. Debido a ello no hubo una
prensa que se lanzara contra Argentina cuando la selección croata fue derrotada
por el equipo suramericano. Además, Croacia forma parte de esa región maldecida
por los grandes centros de poder occidental que es la Europa oriental, de donde
siempre han provenido las “amenazas” empecinadas en destruir el modelo de vida
euro occidental. Aún más que Croacia está enclavada en los violentos Balcanes
-en los cuales también se encuentra Grecia, pero como es la cuna de la llamada
civilización occidental, es rescatada en el discurso hegemónico burgués al
punto de que pareciera tener fronteras con Italia o Francia. En cambio, ese
mismo discurso ha construido en el imaginario colectivo enajenado la idea de Croacia
como una exrepública soviética o incluso vulgarmente “rusos”-.
A ello se debe agregar que Croacia ya había sido
derrotada por Francia en la final del mundial pasado. Por tanto, de cierta
manera, la derrota de Croacia bajo los goles de Argentina solo confirmó -para
el imaginario colectivo euro occidental- que el país balcánico nunca hubiera
podido ser el campeón. Sin embargo, una vez eliminada Croacia, Argentina no
debía ir más allá.
Mbappé: un afrodescendiente con máscara blanca
Si algo ha llamado la atención al público
latinoamericano han sido las declaraciones eurocentristas de Mbappé -quien es descendiente
de emigrantes africanos- despreciando el fútbol suramericano, a la vez que
presentaba al fútbol europeo como superior. El hecho de que una persona sea
migrante -o descendiente- africano en Europa genera la idea inmediata de un
individuo contrario o al menos no practicante del discurso blanco eurocentrista
y a la vez solidario con los pueblos explotados. O sea, sería un individuo
contrario a un discurso donde Europa -en realidad la Europa occidental- siempre
es presentada como superior al resto de la humanidad, mucho más si se habla en
comparación con un país del Tercer Mundo.
Por tanto, en el discurso eurocentrista no hay
cabida a que un país tercermundista, hundido en continuas crisis económicas,
latinoamericano -y todo el significante correspondiente- derrotara a la
potencia imperialista que es Francia, la cual, no perdamos de vista, en su
momento era el campeón mundial. O sea, la derrota de Francia no solo implicaba
que ese equipo no pudiera ganar el mundial, sino que además perdía la copa
alcanzada en 2018…tras derrotar a Croacia. Pues sorprendentemente este discurso:
el de una Europa occidental superior al resto de la humanidad, estaba -y está- en
el Mbapé que se iba a enfrentar a Argentina.
El individuo que vive la explotación colonialista -en
cualquiera de sus variantes- termina derivándose -consiente o
inconscientemente- por una de dos posturas: o se enfrenta a los colonialistas o
los apoya. Esta resistencia o apoyo se puede expresar en disímiles variantes: hoy
no es necesario que un magrebí tome las armas para expulsar a los franceses
porque, ya no son colonia. Sin embargo, dentro de la misma Francia, pueden resistir
y desafiar al imperialismo colonialista desde cualquier gesto cotidiano, o
someterse. Desgraciadamente, muchas veces acontece la triste situación de que
el oprimido se identifica con el opresor. Este individuo oprimido cree que
puede dejar de ser oprimido no emancipándose, sino formando parte del sistema opresor:
no importa si esto implica reprimir a sus compañeros. Como en realidad sabe que
no forma parte de los opresores, se esforzará para recibir la aprobación de ellos:
haga lo que sea necesario hacer. Perseguir a quienes son sus orígenes es la
mejor prueba de lealtad al sistema opresor.
Ese es el caso de Mbappé quien bien pudiera detener
la ola persecutoria contra la selección argentina, pero su mentalidad colonizada
lo lleva a cerrar filas con el poder blanco. Este también es el caso del
futbolista francés de padres marroquíes Adil Rami quien ante estos sucesos ha
declarado que Dibu Martínez es “el hombre más odiado en el fútbol”. Aquí Rami
se coloca junto al nacionalismo francés y toda su carga simbólica: recordemos
que Marruecos fue colonia francesa.
El célebre psicólogo socialista afromartiniqués
-quien participara directamente en la lucha del pueblo argelino contra el
colonialismo francés-, Frantz Fanon, en su libro Piel negra, máscaras blancas
describe detalladamente lo que sucede con Mbappé y Rami: “el colonizado (…) será
tanto más blanco cuanto más rechace su negrura (…)[1]”. O
sea, el caso del afrodescendiente que opta por colocarse junto al blanco colonialista
en contra de su hermano tercermundista.
En Abuja, la capital nigeriana, existe una pequeña
calle llamada Frantz Fanon. Evidentemente, el hecho de que exista una calle
llamada Frantz Fanon es uno de esos gestos cotidianos de resistencia. Sin embargo,
el solo hecho de que una calle lleve el nombre de Fanon no cambia mucho la
realidad. Esta limitación también se demuestra desde lo simbólico cotidiano
pues, paradójicamente, en la calle Frantz Fanon se levanta una importante
estación de policía y el Estado capitalista nigeriano ha sido siempre uno de
los principales aliados del neocolonialismo europeo.
En las aún colonias francesas de Guadalupe y
Guyana[2]
también existen calles nombradas Frantz Fanon ¿Es un gesto de resistencia o de
demagogia el que en dos colonias francesas exista una calle llamada Frantz
Fanon? Es posible que el nombramiento de esa calle haya sido un acto
oportunista, pero el hecho de que se llame Frantz Fanon es al mismo tiempo un
hecho de resistencia político-cultural; como también es un hecho político-cultural
la demanda de la FFF -el colonialismo francés- contra la selección argentina
-representación del tercer mundo colonizado que se enfrenta y derrota a una
potencia imperialista-.
Mbappé, Rami, sus compañeros de la selección
francesa que participaron en el mundial ¿Son ejemplo de lo que ha logrado la
lucha antirracista y pro derechos de los emigrantes o es, como mismo sucede con
las calles Frantz Fanon de Nigeria y peor aún en Guadalupe y Guyana, un ejemplo
de hipocresía y asimilación por parte de la metrópoli colonialista y el
capitalismo?
Como también apuntaba Fanon en el citado libro,
por lo general los colonialistas europeos reprimían las rebeliones populares en
África con soldados africanos. Mbappé juega ahora el papel de aquel soldado
africano que viraba sus fusiles contra sus hermanos rebeldes. Para Francia el intento
de denigrar a la selección argentina es incluso un hecho político-cultural
inherente a su sistema. Tratar de hacerlo hipócritamente en defensa de Mbappé es
también un ejemplo de que el sistema colonialista francés solo ha refinado su
política imperialista. El gesto del presidente francés Emanuel Macron
consolando a Mbappé en el estadio, es el mismo gesto de De Gaulle condecorando a
los senegaleses[3]
que combatieron en la Segunda Guerra Mundial defendiendo a Francia.
Pero al mismo tiempo, si bien es cierto que la
selección argentina humilló al colonialismo francés, también es cierto que esto
por sí solo ni distantemente es un hecho revolucionario. Todo nacionalismo sabe
apropiarse del afecto generado por cualquier deporte. Muestra de ello es que desde
la más rancia ultraderecha aparecieron manipulaciones interpretando al
enfrentamiento de las selecciones argentina y francesa -por tanto Messi vs. Mbappé-,
como un ejemplo del choque de familia tradicional burguesa -Messi casado, padre
de familia- contra la “degeneración liberal” -Mbappé novio de una mujer transexual-;
lo nacional -Messi argentino- contra los migrantes -Mbappé descendiente de
emigrantes africanos-. Incluso algunos estúpidos racistas lo representaron como
el triunfo de la -falsa- supremacía blanca sobre el negro. Olvidan que el mismo
Messi y su esposa son emigrantes.
Pero, nada de esto elimina la marca
neocolonialista que tiene la demanda de la FFF contra Dibu Martínez y la
postura de los medios de prensa europeos. La persecución continuará. El
neocolonialismo se niega a quedar humillado por un país subdesarrollado y
antiguamente colonizado. Recordemos el peso simbólico de Francia aún hoy metrópoli
colonialista, con “territorios de ultramar” en Oceanía, África, el Caribe y…
Suramérica.
En todo esto, Mbappé juega un papel decisor. Su
sola decisión podría detener el proceso contra Dibu Martínez: sería una
rebelión contra el sistema ¿Quién sería entonces el soldado africano que
dispararía contra Mbapé? Queda aún la
posibilidad de que Mbapé tenga un gesto de resistencia o, de lo contrario -como
dice Frantz Fanon en Piel negra, máscaras blancas- seguir siendo el
afrodescendiente que intenta borrar su pasado sirviendo al colonialista.
Pero en últimas, si la Federación Francesa de
Fútbol continúa molestando, Dibu pudiera sugerirle al presidente de la FFF que
venga a conocer a Marcelo…