El último miembro del desaparecido Partido Obrero Revolucionario- trotskista cubano comienza hoy en Comunistas su columna de opinión. No solo cada militante trotskista, sino toda persona interesada en saber qué sucede hoy en Cuba debiera leer los artículos de la columna de Juan León Ferrera.
Rosa Luxemburgo decía: "lo más revolucionario que una persona puede hacer, es decir siempre en voz alta lo que realmente está ocurriendo." Digo entonces frente a la caída bochornosa y moral de la burocracia llamada socialista ante el pueblo trabajador.
Las ideas del socialismo verdaderamente democrático dialéctico y científico van adquiriendo una mayor vigencia histórica para enderezar el curso del camino del socialismo legítimo marxista revolucionario, desarrollado por Marx y Engels y aplicado por Lenin y Trotski en los siete primeros años de la Revolución de Octubre de 1917, que fue traicionada práctica e ideológicamente por la burocracia estalinista y que paró irremediablemente en su caída política inevitable por una falsa deformación de la aplicación burocrática por antonomasia del socialismo.
La política burocrática se afirma ideológicamente en una casta de privilegiados que se sitúan por encima de las masas y toman el control absoluto de la economía, de la política del aparato general del Estado implantando un sometimiento de profesionales de cumbre del aparato del Estado a una obediencia ciega e incontestable de las masas de la población trabajadoras; en el que utilizan, el método, dogmático, anticrítico, inquisitorial, absolutista y monopolístico contra la libre expresión de las masas trabajadoras y del pueblo en general. Trotski explicaba que la Democracia es la lucha libre de las clases de los partidos, de los programas y de las ideas individuales.
Si en Cuba se llevara el resultado del curso de la economía que han planificado estos profesionales del poder burocrático ejecutivo, si se llevara una detallada y objetiva estadística de la economía nacional y proporcionaran sus resultados matemáticos, se conocieran en números y por ciento los niveles más bajos de la indigencia en relación a la América Latina y el Caribe. La inflación ocuparía uno de los tres primeros lugares y la indigencia alimentaria fuera hermana gemela de la inflación, las medicinas y el cuidado a la Salud no pueden ser más precarias. Estos factores fundamentales para la vida han caído en un abismo histórico sin parangón. Solo el gobierno de una minoría privilegiada que ha torcido el legítimo socialismo que comienza con el poder obrero es el responsable de este fracaso político económico. Los compromisos primordiales de la atención política y administrativa de una política obrera socialista no es con la prioridad hacia el incremento del alojamiento brillante del turismo.
La atención fundamental es con el pueblo trabajador, es con las familias obreras, con los salarios adecuados para la subsistencia, hacia una alimentación científica y humana, una construcción de viviendas modestas y adecuadas y su mantenimiento anuales. Estos son los factores básicos que debe destinar a resolver el Estado con prioridad principal en los planes a corto y mediano plazo, como objetivo culminante de los planes de producción que a su vez debe de garantizarse; con el desarrollo principal de la puesta en práctica de la industrialización por encima de la ampliación del turismo.
La industrialización es la base del crecimiento de la producción y el fortalecimiento de los cimientos defensivos contra los ataques imperialista y la inefectividad del bloqueo.
Es urgente mejorar la vida de los cubanos, y para lograrlo hay que tirar abajo el método burocrático de gobernar los grandes medios de propiedades estatizados. Estos medios deben ser democratizados con la intervención del control obrero de la planificación, la producción y el reparto de los bienes materiales y los bienes de la Naturaleza. La fortaleza de la derecha proimperialista radica en las debilidades de las fracasadas políticas, económica y social del método burocrático contemporáneo en Cuba. El éxito y la seguridad del verdadero socialismo está en la mano de la clase trabajadora: única clase verdaderamente revolucionaria y solidaria en el mundo y donde radica el progreso del género humano.