Desde octubre pasado hasta abril, alrededor de 80 000 cubanos han entrado ilegalmente a Estados Unidos a través de la frontera con México. La cifra supera con creces al número de migrantes cubanos que llegaron a Estados Unidos durante la llamada Crisis de los Balseros acontecida en el primer quinquenio de los años noventa. Según estudios, la mayor parte de estos 80 000 cubanos que ilegalmente llegaron a Estados Unidos vía terrestre son jóvenes ¿Cuál es el principal factor que provoca esta crisis migratoria? ¿Falta de conciencia política y por tanto abandonar el proyecto de construir el socialismo o la inseguridad que resulta vivir en un país con una profunda crisis económica de la cual ni siquiera los gobernantes saben cuándo se podrá salir?
Por Tano Nariño II
He
leído un artículo en Alma Mater que considero merece un comentario y una
complementación. El texto, ¨No country for young men¨, de Iramis Rosique,
reconoce que los problemas principales por los que se marcha la juventud cubana
son problemas políticos, pues “los problemas económicos para los marxistas son
problemas políticos”. La otra razón principal del éxodo, según este autor, es
que los jóvenes se marchan de Cuba porque no participan ni tienen un fuerte
protagonismo en la vida del país. En eso estamos de acuerdo.
Para
terminar su propuesta, el autor hace hincapié en un aspecto comunicativo, “tenemos
que encontrar el discurso que nos permita derribar los altos muros de la apatía
y la indiferencia que nos separan de una parte importante de nuestros
contemporáneos”. Parte importante parece ser un eufemismo para referirse
a la inmensa mayoría de la población.
Comenzaré
por el primer argumento: lo económico es político, de acuerdo, lo acepto, es
más, lo expondré en toda su crudeza, muchos jóvenes se van por razones
materiales, porque en Cuba hasta las personas que tienen una buena dieta (cosa
que ya de por si es un privilegio), se quieren ir; en realidad están movidos
porque tienen otras aspiraciones y porque consideran que Cuba no mejora, porque
no se ve luz al final del túnel. Se van para mejorar sus condiciones de vida.
En
Cuba la política económica parece estar hecha al servicio de una minoría. Las
inversiones en hoteles en medio de una pandemia que redujo el turismo a mínimos
históricos, la gran escasez de medicamentos, alimentos y de bienes de primera
necesidad, configuran una situación alarmante y que no ofrece muchas
esperanzas. Además, la población sabe y especula que lo poco que hay lo venden
en tiendas en una moneda que no es en la que cobran los jóvenes cubanos que
trabajan. Eso es político, y los jóvenes
lo ven.
¿Qué
acciones económicas serias se han hecho para que los jóvenes consideren
quedarse? ¿Se piensa en los jóvenes cuando se toman decisiones en el gobierno?
Las respuestas a estas interrogantes ameritaría otro artículo de ese autor.
Por
otra parte, la participación económica de los jóvenes es casi nula. ¿Dónde está
el empoderamiento de los jóvenes trabajadores en los centros de trabajo
estatales? ¿Dónde está su poder de iniciativa real y su independencia de un sistema de órdenes
verticales? El autor realiza algunos análisis válidos pero, a mi juicio, no
llega al fondo del problema.
Es
falso que los jóvenes que quieran participar puedan hacerlo. Muchos jóvenes
quisieron participar en la vida política de su país el 11 de julio, quisieron
manifestarse y pedir cambios radicales, o expresar su descontento por la
penuria en la que viven y muchos de esos jóvenes que se manifestaron
pacíficamente ahora están cumpliendo condenas de hasta 25 años de privación de
libertad.
Al poder no le interesa la participación de
los jóvenes, solo la participación dirigida desde arriba, la que esté incluida
en un esquema de disciplina y orden ajena al espíritu y la impetuosidad de la
juventud.
El
último argumento del texto de marras vale la pena revisarlo igualmente. Por muy
bueno, fresco, cool, que sea el mensaje “revolucionario”, solo logrará
calar en una minoría adormecida y en extremo manipulable. Un mensaje sin
realidad que lo apoye no convence a nadie, y mucho menos después de décadas de
mensaje sin acciones reales y profundas. Eso es puro idealismo y la muestra
definitiva de que estos espadachines de la casta burocrática no son marxistas
ni de lejos.
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