La crisis política cubana se agudiza cada vez más ¿Cómo será nuestra marcha hacia el 2030? El sociólogo cubano Ramón García lanza un agudo y necesario análisis de cómo las regularidades de nuestra historia pueden reaparecer en los próximos años. Con este artículo, Ramón García inicia así en Comunistas su columna Lunes de Cuba Crítica
I
Las etapas del proceso y las nuevas realidades que resultaron del
mismo.
*
Somos una sociedad abierta al mundo. Desde la emergencia de una nueva
sensibilidad de época, hasta una diáspora que equivale al 24% de los cubanos;
pasando por el recambio generacional que se produjo en la sociedad. ¿Debo
hablar en detalles sobre el asunto? Parecería una obviedad. Nadie lo pondría en
duda: Cuba hoy es otra; incluso, como país y como nación.
Esto es un resultado de la revolución de las minorías que ocurre en Cuba en los últimos 30 años.
Definitivamente, Cuba vive hoy una situación revolucionaria.
II
Punto de inflexión, de la Constitución de 2019 a las protestas en
julio de 2021.
*
Las protestas de julio pasado tomaron por sorpresa al Gobierno
cubano, a los opositores al castrismo y al mundo entero. Aunque este estallido
social fue previsto por algunos, --entre ellos, el autor de este artículo--
nunca se tuvo conciencia plena de la situación hasta que esta estalló en medio de
la sociedad. Todavía hoy la clase dirigente en Cuba no logra superar el estado
de desconcierto y su reacción es defensiva.
Debemos de saber cómo es que funciona el sistema de dominación de la sociedad que aplica el castrismo[5] para entender en qué consiste la novedad de lo sucedido.
Durante los años 2020 y 2021 la pandemia del Covid bloqueó la economía del turismo y frenó el flujo migratorio de los cubanos hacia el exterior. También se vio afectado el comercio de frontera (mulas) –con una economía que solo es comparable en en términos de disponibilidad de fondos con la economía de remesas– cuyo colapso produjo un desabasto de productos que el Estado no pudo cubrir ni siquiera en el comercio minorista con las tiendas en divisas. Finalmente, están las sanciones adoptadas por Donald Trump, las que hicieron el resto al obstruir el flujo de las remesas, que fue creciendo hasta alcanzar la cifra de 3,100 millones de USD anuales.
Pero todo eso ocurre con un telón de fondo. Hablo de un malestar popular que recorre la Isla y que es resultado de un acumulado de políticas de Estado fallidas en seis décadas. Esta es la yerba seca sobre la que cayó la chispa.
Detrás se haya un sujeto político-popular (inédito) que fue artífice de la Constitución de 2019 y que protagonizó las protestas en julio pasado. Desde una visión leninista del poder, considerar al precariado como “sujeto de la revolución” es lo menos un exceso. Pero, ¡qué pena!, esa ha sido la realidad de nuestra América y no la que imaginó Marx hace un siglo y medio[7]. Desde los cerros en Caracas hasta los barrios marginados en La Habana, será en ellos que se hallará hoy al “sujeto de la revolución”.
Creemos que aquél que tenga un interés por saber realmente cuál es la naturaleza del “sujeto de la revolución” en Cuba hoy, debería de considerar su proceso de formación, sus manifestaciones y su conducta en la actualidad.
Este es el caso de la Constitución de 2019, por ejemplo, dónde se revela la actitud antisistema del mismo. Advierto, en tal sentido, que el proyecto de Constitución que fue propuesto por el Partido para su discusión, fue corregido en dos tercios, y, cuando fue sometido a referéndum, fue aprobado por el 73% de los cubanos. Efectivamente, la nueva Constitución es antisistema[8], contraria al poder instituido en la era soviética.
Sucede que la derecha oficialista se atrinchera hoy en la legalidad de Ancie Regime (status quo) y trata no sólo reducir el alcance y sentido del texto constitucional, sino que se empeña en alterar el plan legislativo que ordena la Ley Suprema para blindar al Estado policial en contra de la sociedad.
III
Proceso de transición de la sociedad. ¿Cuáles son los escenarios
posibles en la década de 2020?
*
Después de vivir una experiencia seis décadas, somos hoy una
sociedad fracturada, despolitizada, desarmada que se rehace sobre la marcha. Dentro
de esa sociedad, hay fuerzas más conservadoras que se resisten al cambio. Estamos
ante una derecha oficialista --integrada por miembros de la nomenclatura del PC
cubano-- que se empeñan en frenar los cambios en defensa de sus privilegios. La
derecha opositora, --que aboga por un capitalismo más privatista-- en cambio, apuesta
por desquiciar el proceso para pescar en río revuelto.
Debemos de estar enterados de que la fuerza de las derechas en Cuba se debe a la fragilidad del régimen cubano[9].
Después de una fratricida polarización política en el primer lustro de la década de 1960, nunca más algo así volvió a suceder en Cuba hasta julio pasado. (Incluida la Crisis del Mariel.) Durante los 60s fue un conflicto entre pueblo y oligarquía; mientras que la contradicción hoy es entre pueblo y régimen.
Sucede que en las últimas tres décadas en Cuba ocurrió una revolución de las minorías que supone otra solución al problema. Desde abajo, desde adentro. En medio de ese proceso la sociedad logró amplias cuotas de autonomías que capitaliza hoy a su favor. Y lo hizo más allá de la “política”. Significa que esa otra manera de hacer política en Cuba no comulga con la visión leninista de la revolución de nuestra clase dirigente.
Imaginar cual puede ser el futuro de una sociedad, entre otras variables, nos obliga a considerar cuál es la correlación de fuerzas a su interior, cuáles son las tendencias que dominan el proceso, que tipo de tradiciones y de experiencias son propias de esa sociedad.
Desde luego, este no será el espacio ni la ocasión en donde se problematicen las Cuba posible o deseada. Espero, sin embargo, que el artículo de motivos a una polémica para la que me abro de antemano.
Luego, en caso de ser obligado a decir cuál de estos escenarios tiene una mayor probabilidad de éxito advertiría que todo va a depender de la evolución de las circunstancias y de las luchas políticas.
Así ha sido la historia de Cuba en los últimos 63 años.
Parece obvio, no obstante, que en todos los casos se producirá una transferencia de poder a favor de la sociedad. En el caso 1, por ejemplo, esto se reduce a la creación de estados liliputiences despóticos que dejaría la política en manos de mafias locales. En el caso 2, en cambio, esta tendencia se podría traducir en una corporativización de la sociedad local y una guetificación de la vida colectiva.
Cualquiera sea el caso, vamos a asistir a la rearticulación del tejido social y económico de la sociedad. Veremos crecer y consolidarse con ello un mayor activismo social y comunitario entre los cubanos. Significa que la nación se estará dando una solución de continuidad, aun cuando hoy no se sepamos bien cuáles serán sus destinos.
Referencias.
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México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1993.
[1]
Las subetapas son: repliegue, 1991/1994; recuperación, 1995/2000;
contraofensiva, 2001/2007, y reformas, 2008/2012.
[2]
Advierto que la economía mixta en cuestión está hecha de economía no-estatal y
economía sumergida, pero no agota su complejidad de estas últimas. Quizá los
mas importante de esa economía es que ha creado el tejido social y económico
que respalda las autonomías que fueron logradas por la sociedad ante el Estado
y el mercado en las últimas tres décadas. Dentro de ella caben todas las formas
de propiedad, pero lo decisivo es el anclaje en la comunidad.
[3]
Precisamente, fue ese sujeto político-popular el artífice de la Constitución de
2019 y el protagonista de las protestas de julio pasado.
[4] En los años 2010 y 2020 que se dio el momento de clímax en la
nueva sociedad, mientras que los hitos de la inflexión son la Constitución de
2019 y las protestas de julio de 2020.]
[5] Castrismo no es Castro, sino castrense.
[6] La apertura al turismo –por ejemplo– se realizó en un país que
carece de antibióticos. La política de devaluación de la moneda se aplicó en
medio de una pandemia.
[7] Convendría, en tal sentido, que veamos “Canción de barrio” de
Alejandro Ramírez Anderson; filme que revela un mundo ausente en las políticas
de Estado y la gestión del Gobierno y que dio el salto a las calles de Cuba en
julio pasado.
[8] Pienso que es excelente un texto si se tiene en cuenta el
catálogo de derechos y el sistema de garantías que contiene el mismo. Cierto,
la nueva Constitución nació con una Enmienda Platt clavada en medio de pecho
–artículos 5, 14 y 221--. Pero como toda Enmienda Platt, hay una Revolución del
33 que no demorará en suceder.
[9] Hablamos de la perdida de legitimidad del régimen, de la
reducción de su hegemonía, de la ineficacia del orden institucional.
[10] Escenarios posibles:
1. Desestatalización
estatalizante.
Implica hallar una solución de continuidad para el régimen,
(estatalista) algo que se lograría a partir de la actualización del sistema.
2.
Privatización
de la sociedad.
Supone la creación de una economía de libre mercado, una sociedad
de individuos y una democracia de élites y corporaciones.
2.
Comunización
de la sociedad.
Conlleva una conversión del Estado y el mercado en extremidades de
la sociedad, dotando de sentido de comunidad cada rincón y cada momento de la
misma.
3.
Economía
social de mercado.
Significa una apuesta por el Estado de bienestar, evitando los
excesos del capitalismo privatista y el socialismo estatalista.
5.
Formación
supranacional.
Integración
en una federación de Estados independientes y soberanos basados en un régimen
de autonomía de las comunidades.