Comunicado acerca de la guerra ruso-ucraniana ¡Abajo la guerra interimperialista! ¡Viva la Revolución mundial!

 

El inicio de la guerra ruso-ucraniana es el hecho más peligroso que vive la humanidad en décadas. Siempre se supo que la pandemia del coronavirus de una manera u otra podía ser controlada; sin embargo, ahora mismo, no se puede predecir la futura escalada de los acontecimientos bélicos entre Ucrania y Rusia.

La decisión de Putin de “realizar una operación militar especial” para supuestamente defender la minoría étnica rusa asentada en el Donbás es irresponsable e imperialista. Putin -según sus propias palabras en el mensaje que diera este jueves 24 de febrero hora Moscú- pretende “desmilitarizar y desnazificar Ucrania”. La única manera que se pueden llevar a cabo estas acciones es ocupando militarmente o haciendo rendir a Ucrania. Los operativos no se limitan a desplegar el ejército ruso en Donetsk y Lugansk: las acciones militares ordenadas por Moscú están teniendo lugar en suelo ucraniano. En todo caso, si el Gobierno ruso hubiese querido proteger exclusivamente al pueblo de Donetsk y Lugansk, se habría limitado a desplegar tropas en los territorios controlados por las mencionadas repúblicas separatistas. Sin embargo, las acciones del ejército ruso en Ucrania aumentan cada hora. La incoherencia de Putin llega al punto de declarar en el citado comunicado que “no vamos a imponer nada a nadie por la fuerza”.  

Pero la irresponsabilidad mayor que comete Putin es cuando recuerda que Rusia “es hoy una de las potencias nucleares más poderosas”. Esta amenaza es extremadamente preocupante porque podría desencadenar una sucesión de hechos que pudieran concluir en el exterminio de la humanidad o en el regreso a la era de las cavernas.

Putin ha dejado bien claro que el uso del arsenal nuclear ruso es una posibilidad real: “un ataque directo a Rusia conduciría a la derrota y a consecuencias nefastas para el agresor potencial”. Las irresponsables amenazas de Putin continúan cuando dice que quien agreda a Rusia sufrirá “consecuencias nunca” vividas “en su historia”. Todo esto deja ver a un gobierno que no le interesa la paz internacional. Rusia tenía la posibilidad y la capacidad diplomática suficiente como para lograr detener las agresiones militares del gobierno neofascista de Ucrania contra Donetsk y Lugansk. La invasión rusa a Ucrania es una agresión imperialista.

Sin embargo, ni el gobierno ucraniano, ni la OTAN, ni Estados Unidos son inocentes. El acoso militar del gobierno ultraderechista ucraniano contra Donetsk y Lugansk ha sido constante, incluso violando los Acuerdos de Minsk. Desde 2014 -y antes- las minorías rusas de Ucrania estaban reclamando un sistema federado, demanda ignorada por el gobierno ultraderechista ucraniano.

Si alguien tiene responsabilidad en este conflicto es Estados Unidos. A miles de kilómetros de donde hoy tienen lugar los enfrentamientos armados, Estados Unidos azuzó el conflicto, apoyando, envalentonando, financiando y armando al gobierno ultraderechista ucraniano. Semanas antes del inicio de las acciones militares rusas en Ucrania, Estados Unidos desató una horrenda propaganda belicista usando todo su arsenal comunicacional. Desde sus medios de prensa hasta Twitter, crearon un estado de opinión que justificaría el despliegue de tropas de la OTAN en Ucrania. No debemos olvidar que Estados Unidos envió a Ucrania varios cargamentos de -como lo anunciaban los comunicados estadounidenses- “material letal”. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea tenían la plena capacidad de presionar al Gobierno ucraniano para que este cesara el acoso militar contra Donestk y Lugansk. Por el contrario, típico de sus actos imperialistas, Estados Unidos optó por armar a Ucrania y comunicarle su apoyo en todas las acciones que cometiera. Ante el inicio de las operaciones militares rusas en Ucrania, Biden anunció que “Estados Unidos y sus aliados y sus socios responderán de manera unida y decisiva”.

Al saberse con el respaldo estadounidense, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski lanzó el irresponsable llamado de crear “una coalición anti-Putin”. Por si fuera poco, este 24 de febrero, el Gobierno ucraniano llamó a que la Unión Europea le provea de defensa aérea.

Aunque según su más reciente comunicado la OTAN no hará presencia en Ucrania, sí declaró que está “desplegando fuerzas defensivas terrestres y áreas adicionales en la parte oriental de la Alianza”. Internacionalizar el conflicto será extremadamente peligroso para la humanidad.

Hasta el momento, ni la cancillería, ni ningún representante del Gobierno cubano ha hecho alguna alusión a la guerra ruso-ucraniana. Por su parte, los medios de prensa oficiales cubanos no emplean el término “invasión rusa”, sino “operación especial militar de Rusia”.  Sin embargo, es preocupante la casualidad de que, cuando Putin anunció el inicio de la invasión a Ucrania, el presidente del parlamento ruso se encontraba en La Habana realizando visita oficial. En política no existen las casualidades. A esto sumémosle que el 22 de febrero pasado, mediante un comunicado, la cancillería cubana -si bien llamó a “una solución diplomática a través del diálogo constructivo y respetuoso”- declaró que “Rusia tiene derecho a defenderse”.

Lastimosamente, es casi seguro que el Gobierno cubano no condenará la intervención militar rusa en Ucrania, pero guardar silencio como lo ha hecho hasta ahora, significa una cómplice prudencia que aleja a Cuba de tomar participación directa en los acontecimientos. No olvidemos que el vicecanciller ruso, Serguei Riabkov anunció en enero pasado que podría desplegar “infraestructura militar” en Cuba, lo cual no fue rechazado, ni confirmado por el Gobierno cubano.

En el momento en que se redactaba esta declaración llegó la noticia de que el Gobierno ruso reprimía una manifestación pacifista, deteniendo a cientos de manifestantes. Con anterioridad, el Gobierno de Putin había lanzado una ola de arrestos contra militantes comunistas rusos. Recordamos además que recientemente Putin había dado declaraciones virulentamente anticomunistas. Que todo esto sirva para evidenciar que el Gobierno ruso no es de izquierda, ni debe ser defendido. Aunque esta afirmación parezca una obviedad, existe una izquierda que ha decidido apoyar a Rusia perdiendo de vista el carácter interimperialista de este conflicto militar.

Estamos asistiendo a un peligroso conflicto interimperialista en el cual la clase trabajadora ucraniana y rusa no tiene nada que ganar. El papel de la clase trabajadora de ambos países es luchar contra la guerra imperialista. En todo caso, como mismo estalló la Revolución bolchevique en la Primera Guerra Mundial, que hoy la clase trabajadora ucraniana y rusa vire los fusiles contra sus respectivos gobiernos capitalistas y dé inicio a una segunda revolución socialista. Como dijera el Comandante en Jefe Fidel Castro en su última intervención pública: "¡No pasarán otros 70 años para que ocurra otra revolución como la Revolución rusa!"

¡Abajo toda guerra imperialista!

¡Viva la Revolución mundial!

¡Hacia el comunismo!

 

Comité Editorial de Comunistas

Tarde del 24 de febrero de 2022, desde algún lugar de Cuba