¿Por qué Cuba no quiere dólares en efectivo?

 

Al terminar la primera semana de que los bancos cubanos no aceptan dólares en efectivo, buena parte de la población aún no comprende por qué se tomó esa extraña medida. Para intentar arrojar luces al respecto, Comunistas ha entrevistado al economista cubano, Miguel Hayes. 

Al final de la entrevista, les dejamos el primer episodio de nuestro podcast –realizado en coproducción con la revista argentina Estación Finlandia y su director, Luis Brunetto-, Estación  Habana Buenos Airesdonde el sociólogo Frank García nos trae otras variables por las cuales el gobierno cubano habría tomado la decisión de no aceptar dólares en efectivo.

Pasemos primero a la entrevista con Miguel Hayes:


Comunistas: Los argumentos que dieron los funcionarios en la Mesa Redonda el viernes 19 de junio para explicar la medida de no aceptar dólares en los bancos, no satisfizo a muchos ¿Crees tú que más allá del cerco financiero lanzado por Estados Unidos hay otras razones por las cuales se tomó esta inesperada medida? ¿Cuáles serían estos motivos?

 Miguel Hayes: Lo que considero una razón de peso, que escapa a otras versiones sobre conspiraciones y pugnas por el poder en la dirección del país, es, sencillamente, la recogida de una masa de circulante que no estaba yendo, en última instancia, a las empresas estatales y militares.

En el mercado informal de divisas no todo el que compra lo hace para poder pagar bienes básicos en las tiendas en MLC. Un grupo, no sabría decir de qué dimensiones, lo hace para sacarlo del país, y eso es una necesidad, pues para salir del país se necesitan dólares. Todos esos dólares terminan, o terminarán, por salir del país. Se le suman los que compran para atesorar y luego, en algún momento, vender.

Por otro lado, un grupo de negocios privados y actores económicos con cierta alegalidad están vendiendo bienes y servicios en dólares, cobrando en efectivo. Ese efectivo que percibe un negocio privado, o un negociante, no suele ir a la cuenta en MLC, sino que, en última instancia, se tiene que sacar del país, ya sea para hacer importaciones destinadas a su negocio, o para gastarlo, o ambas. Es decir, los vendedores privados de bienes y servicios son una competencia para las empresas estatales y militares en la captación de divisas. Ahora, al no poder depositar dólares en el banco, estos negocios podrán seguir cobrando en dólares (saldo en la cuenta de MLC), pero a través de transferencias, y este dinero, en la práctica, puede ser empleado por el estado cubano.

Esta causa que identifico se comprende mejor si se pone en el contexto de otra medida clave: la suspensión (temporal), de un día para otro, de la venta de casas en la capital. El mercado inmobiliario mueve millones de dólares en determinado período de tiempo. Tres casas (grandes), en zonas como el Vedado o Miramar, pueden entre las tres llegar al millón de dólares. Ocurre que, dada la pérdida del valor de uso del peso cubano (por ende, de su valor), nadie quiera hacer el papel de bobo: la mayoría vende su casa en dólares, en físico, o en transferencia para recibir fuera del país. ¿Para qué quieres 100 mil dólares, o 40 mil dólares, en Cuba? Para comprar otra casa y un carro, pero siempre estará el que vende para irse del país, o para reducir espacio y quedarse con dinero. El caso es que estoy seguro de que, entre tener unos cuantos miles en el banco en Cuba, y en el exterior, muchos prefieren la segunda opción. Y es que la gente ha preferido ir poniendo poco a poco en el banco solo lo que va a ir necesitando gastar.

Ahí entra la medida: por un lado, intentar captar todos esos dólares en físicos que van a privados y negociantes, y que nunca se depositan en cuentas, y por otro, acelerar a los que van depositando poco a poco. Imagina que una persona tiene guardados 1200 dólares para consumir en un año. No es lo mismo que ponga 100 cada mes, a que ponga los 1200 de una vez.

Esto no quiere decir que todos aquellos que tienen dólares hayan ido a cambiarlos. De hecho, es poco probable que los que tengan miles atesorados lo hayan hecho.


Comunistas: En los grupos de Telegram (con usuarios mayoritariamente radicados en La Habana) dedicados a la compra y venta de divisas se nota el siguiente patrón: quienes venden dólares lo ofertan principalmente en los precios de 60 a 65, excepcionalmente 70. Por su parte, quienes compran piden, desde 40 pesos por dólar hasta no más de 55, siendo la tendencia de 50 a 55 ¿Cuál será la tendencia del dólar en los próximos días? Algunos especulan que después del 21 de junio el dólar subirá de precio ¿Esto puede ser cierto? ¿Te arriesgas a decir una cifra tope para la compra-venta del dólar?

 Miguel Hayes: Por responsabilidad intelectual no sería capaz de dar una cifra. De hecho, hacerlo no sería un ejercicio científico, sino solo asumir algún comportamiento previo, o usar la intuición; es difícil tener datos para una predicción así. En cambio, puedo decir que la oferta de dólares en transferencia (saldo en MLC) puede continuar o aumentar, y que seguirá habiendo remesas en dólares por transferencia, quizá en menor medida. La respuesta a la relación oferta-demanda tiene que ver mucho con el papel sustituto del euro, pero me a atrevo a decir, dada la relación oferta-demanda, que hay muchas probabilidades de que el dólar ( el de las transferencias) suba en los próximos días, una vez que se calmen un poco los miedos, los forcejeos, etc.

En cuanto al dólar físico, todo depende también de su oferta y su demanda, aunque, como ambas están estrechamente relacionadas, una desproporción respecto al dólar por transferencia podría ser algo temporal y especulativo del mercado. La oferta y la demanda de dólar en físico dependen mucho del grado de apertura de los viajes.

Pero eso es solo lo esperado. Puede ocurrir un gran cambio estructural, producto de algún shock externo. Por ejemplo, una aceleración del ritmo de la vacunación en Cuba o la aceptación de la vacuna cubana para la entrada a la UE, serían escenarios que cambiarían (para bien) todo. Hablamos aquí del caso en que se mantenga todo esto asociado a la pandemia, y de lo que conocemos.

 

 Comunistas: ¿Puede ser que el euro sustituya el papel del dólar en la economía de la calle?

Miguel Hayes: A esa pregunta le dediqué un medianamente extenso artículo, recientemente publicado, pero puedo intentar resumir. Mi respuesta corta es que es poco probable que el euro sustituya al dólar, tanto en transferencia como en efectivo.

A quienes reciben remesas por transferencia les es indiferente el dólar o el euro, por lo que no hay razón para que aquel que siempre usa dólar, de pronto, quiera euros. El envío de euros supondría un costo adicional a los familiares y amigos en el exterior, lo cual también apunta contra el euro vía transferencia. Se le suma el vínculo cultural, pues durante años ha sido problemático el uso del dólar, y las personas lo siguen prefiriendo.

En lo que respecta al efectivo, se hace un poco más complicado el escenario “productivo”. Quienes usen efectivo, esencialmente, a partir del 21, responden a lo aquí expuesto. Para quienes necesiten sacar divisas del país, o mantenerlas fuera, el único incentivo por el euro sería que la tasa de cambio informal les sirviera para jugar a favor, es decir, en la compra de euros para después cambiarlos por dólares. Pero eso sería temporal y no es posible de realizar por todos los actores que intervienen en ese mercado.

Teniendo en cuenta que el mercado natural de ciudadanos y actores privados se sitúa en dólares (Miami, México, Panamá), comprar euros para obtener dólares fuera del país puede ser un paso innecesario. En la medida en que ese mercado se reactive, aumentará la oferta del dólar físico, y más que la del euro, que no conforma el mercado natural de los actores mencionados. ¿Para qué entonces añadir una operación cambiaria?

Mi punto es que una traba más para los cubanos en el uso del dólar no va a desplazar hacia el euro así tan fácilmente, y menos cuando es dinero que saldría del país, lo cual tampoco constituye lo más usual en el mercado informal.

 

Comunistas: Se escuchan dos rumores en unas pocas personas. El primero sería: el Gobierno dejará de fijar un precio al dólar (tasa flotante). El segundo que se prepara un cambio de moneda ¿Qué probabilidades hay de estas suposiciones, cuáles sería el efecto y por qué lo harían?

 Miguel Hayes: Al primer rumor le veo poco sentido, y confío en que los decisores de estos asuntos piensen lo mismo. Lo primero, es que, estrictamente, la tasa de cambio oficial no es una Tasa de Cambio en cuanto no existe en un mercado de divisas, sino que es un criterio de asignación para empresas estatales y militares. A esas empresas, si de cuidar su eficiencia se trata, no conviene someterlas a esa dinámica a la hora de importar. En el caso de que sea una TC para ciudadanos, la Cadeca no tiene cómo sostener esa demanda (aun contando con que haya recaudado mucho efectivo). Por otro lado, ¿qué incentivos tiene el gobierno en acaparar una gran cantidad de pesos cubanos, si de una forma u otra, siempre terminan en sus manos, por la propia circulación económica? (no se olvide que el CUP solo sirve, cuando sirve, en Cuba).

Lo de un cambio de moneda me parece, sencillamente, en un plazo inmediato, algo disparatado. Mantengo la misma confianza que antes comentaba. Un cambio de moneda significa un reajuste de todo, de todo el sistema de precios, y las economías no se resetean en materia de precios, se van a acomodando poco a poco. Todavía no se han terminado de organizar los precios (ni siquiera los de las tiendas en MLC que, por cierto, han ido subiendo), para pensar en un cambio monetario o reorientación monetaria del país.

 

Comunistas: Una última pregunta muy especulativa, pero que a la vez se puede responder de manera seria ¿Cuál será el futuro de la economía cubana en un futuro mediato? O sea: ¿cuándo saldremos de la actual crisis y cómo es posible que esta se desarrolle durante su existencia?

 Miguel Hayes: La actual crisis es el resultado de quitar el velo a lo que viene siendo un problema crónico, muy crónico, de la economía cubana: la producción. Salir de la actual crisis implica poder garantizar la oferta de bienes y servicios de manera coherente, ya sea con producción y/o importaciones. Para ello, de manera urgente, haría falta reorientar la matriz productiva hacia los bienes de primera necesidad (alimentos básicos, al menos los que se pueden producir y antes se producían). Podría haber mucho dinero del turismo, de la venta de una vacuna, de un nuevo boom de exportación de servicios médicos, pero si no se produce lo más elemental, al menos arroz, frijoles, carnes, vegetales, u otros, solo se conseguirá que los precios de estos aumenten (lo que aumentará las brechas sociales y hará la desigualdad más estructural), o gastar una buena parte de las divisas que recaudan las empresas estatales y militares en importaciones. Es decir, la entrada de divisas al país y su recaudación gubernamental no es condición suficiente, ni siquiera es condición, para incentivar expansiones productivas que disminuyan la escasez, y de coincidir estas dos, se agravaría la situación. Creo que, de continuar todo como va, solo se puede aspirar a distribuir y redistribuir la crisis, a aliviar en determinados grupos sociales algunos de sus efectos, pero no a resolverla, en su esencia. El reflejo real de la crisis es la caída del ya caído poder adquisitivo del salario de los ciudadanos.

Podría yo preguntarte, para que nos respondamos ambos, ¿hay hasta ahora alguna señal perceptible a gran escala de que se esté iniciando un proceso que apunte a los cambios en la matriz productiva, o estamos enfrascados en el problema inmediato de la liquidez de divisas para reproducir el mismo estado de cosas, o su empeoramiento?

La salida de la crisis necesita un proyecto de nación enfrascado en garantizar las condiciones mínimas de bienestar humano, no bajo la forma de falsa gratuidad, sino como equivalente de la capacidad de compra del trabajo humano. Y eso no lo veo nada cercano.


Finalmente, acá dejamos el primer episodio de nuestro podcast Estación Habana Buenos Aires, realizado con el director de Estación Finlandia, Luis Brunetto, donde el sociólogo Frank García ofrece otras posibles razones por las cuales el gobierno cubano no acepta dólares en efectivo. Quienes accedan al podcast desde Cuba, recuerden que deben activar algún VPN o también pueden oírlo off line en el canal de Telegram de Estación Habana Buenos Aires.