Por: Lisbeth Moya González Ha muerto de Covid-19 mi amiga Paula Monteverde, compañera en la lucha y en el corazón. Murió porque no había más oxígeno para ella en Toro Valle, el pueblito rural de la zona colombiana del Cauca - de gran presencia cocalera y consecuentemente violenta- a la que dedicó toda su vida. Se contagió en una manifestación a cara descubierta por los derechos humanos, la paz en Colombia y por una sanción fuerte contra Uribe. En mi última conversación con Paula, le pedí que no fuera a la manifestación, que se quedara en casa. Su respuesta fue: "Cómo no voy a hacer nada. En Cuba es fácil no hacer nada. Que hay que cuidarse, es claro. Pero cómplice de asesinos, jamás". Una hora después volvió a escribirme: "Daniel está preocupado por si te respondí mal. Pero como a veces no sé hablar, te lo diré como nos lo dijo el sacerdote en la misa por Elisa: "Elisa vive en dos padres que están comprometidos por la paz. Solo morirá si nos convencen de q...
Contra la restauración capitalista en Cuba y por la Revolución Mundial